Cuando vengas al Baix Empordà debes visitar Sant Feliu de Guíxols. El monasterio benedictino, con su Porta Ferrada, es uno de los grandes símbolos de la población. Pero también lo son las playas y las calas que se abren paso entre acantilados (sugerimos cala Canyetes, Port Salvi o Sant Pol), los caminos de ronda, la vía verde del carrilet, la excursión a la Pedralta… Las propuestas son interminables. Y si decides venir en verano, aprovecha para disfrutar del Festival de la Porta Ferrada, con música, teatro y danza para todos los gustos.