Tiempo atrás compartimos con vosotros los museos imprescindibles de las comarcas de Girona. Se trata de una selección de nuestros 10 museos preferidos, y a día de hoy los seguimos visitando y recomendando.
¿Sabéis que uno de estos museos es una obra de arte en sí? El mismo edificio es una creación del artista, ¡y es considerado el objeto surrealista más grande del mundo!
A estas alturas quizás ya habéis deducido que estamos hablando del Teatro – Museo Dalí de Figueres.
El museo se construyó, como su nombre indica, sobre las ruinas del antiguo Teatro Municipal que quedó parcialmente destruido después de la Guerra Civil. Y es que Salvador Dalí tenía claro que Figueres, la capital del Alt Empordà, era el lugar donde debía lucir su arte, y lo que quedaba del Teatro Municipal sería el mejor escenario para hacerlo:
“Dónde, si no en mi ciudad, debe perdurar lo más
extravagante y sólido de mi obra, ¿dónde si no?”
Una cosa está clara: una visita al Teatro-Museo Dalí no deja indiferente a nadie. Unos entienden su obra y a otros, además, les fascina; unos lo consideran un genio y otros un loco; unos afirman que vivía en su propio mundo y otros que vivía en un futuro desconocido. Sea como sea, es un artista como ningún otro, y ha hecho historia dentro y fuera del mundo artístico.
Para disfrutar de una visita al Teatro – Museo Dalí tenemos que prepararnos: abramos la mente, dejemos a un lado los prejuicios, olvidemos nuestra definición de “normal” y dejémonos llevar por la imaginación. Se nos plantearán muchas preguntas (sin respuesta) durante la visita, algunas de sus obras nos generarán desconcierto y descubriremos un universo que nunca habríamos podido soñar.
A menudo tenemos ante nosotros cosas fascinantes, y sólo tenemos que saber mirar para verlas. Esta visita nos hará desconectar del mundo y del ritmo del día a día, transportándonos a un universo delirante, creado por un genio excéntrico y revolucionario.
Un montón de sorpresas nos esperan durante la visita: después de descubrir un chaparrón dentro del Cadillac aparcado en el patio, entraremos en el escenario del teatro, donde una lápida anónima nos recuerda que Dalí sigue aquí.
En el mismo espacio, la obra “El torero alucinógeno” nos muestra que Dalí era un genio. A simple vista vemos las estatuas de Venus colocadas en fila, y de repente nos aparece la figura de Manolete perfectamente definida sin que nadie la haya pintado. A partir de ese momento, sabemos que recordaremos esta visita.
Os explicaremos una curiosidad: en el lateral de la sala hay una pintura (hecha de cuadrados de colores, como pixelada) de Gala mirando por una ventana. Pues resulta que esta pintura esconde otra obra, que podréis ver si os alejáis hasta el centro del escenario y la miráis utilizando uno de estos dos trucos:
Alucinante, ¿verdad? Os podríamos explicar muchas curiosidades más, pero como el Teatro – Museo Dalí está lleno de sorpresas, la mejor manera de disfrutarlo es descubriéndolas vosotros mismos. ¡No os hacemos más spoilers!
No os vayáis del Teatro – Museo Dalí de Figueres sin antes hacer una visita a Dalí · Joyas, la exposición permanente de las joyas diseñadas por el artista, así como una colección de esbozos y diseños extraodinarios. Sólo un artista como Dalí puede hacer latir una joya…
Y si, como a nosotros, os encanta la visita y queréis conocer más al artista y descubrir su obra en profundidad, no os podéis perder los otros dos museos, que forman un triángulo que recorre el Empordà: el Triángulo Daliniano.
Situado en Púbol, en el corazón del Baix Empordà y rodeado de pueblos medievales, el Castillo Gala Dalí fue un regalo que Salvador Dalí le hizo a Gala, su esposa. Le había prometido que le regalaría un castillo para que viviera como una princesa, y tanto era así que Dalí no podía visitarla sin una invitación. (En el castillo podréis ver algunas de las tarjetas que utilizaba Gala para enviar las invitaciones para las visitas).
En el norte de la Costa Brava, en Portlligat, La Casa Salvador Dalí forma parte del paisaje que inspiró al artista. Al visitar este espacio, entendemos que Gala no fue la única musa de Salvador Dalí. Enamorado del Cap de Creus, tras ser desterrado de Cadaqués por su padre, Dalí compró una barraca de pescadores en Portlligat que se convertiría en su casa.
Recorrer el triángulo Daliniano os llevará de viaje por la vida del artista, pero también por los diferentes rincones del Empordà, que os van a enamorar.