Semana Santa es sinónimo de escapadas y buen tiempo, un binomio que en la Costa Brava y el Pirineo de Girona equivale a visitas culturales, paseos por los caminos de ronda, y buena gastronomía. ¡Además es el pistoletazo de salida a las aperturas de la nueva temporada de los campings de Girona!
Si tienes agenda en mano y estás empezando a cuadrar todas tus vacaciones es imprescindible que guardes una escapada de primavera por estas tierras…
Durante estas fechas, la Semana Santa es una celebración que fusiona la tradición religiosa con la riqueza cultural de la zona. Este período, que conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, se vive de manera especial en las tierras de Girona, donde las tradiciones arraigadas y la exquisita gastronomía se entrelazan para crear una experiencia única.
Aquí tienes algunas de las experiencias que no puedes dejar pasar durante tus vacaciones de Semana Santa.
La Semana Santa en Girona no solo es un evento religioso, sino también un tiempo de celebración comunitaria. El Domingo de Ramos marca el inicio de las festividades, con las calles adornadas con palmas y ramas de olivo, mientras los fieles llevan consigo ramos bendecidos en una procesión que da la bienvenida a la Semana Santa.
El Jueves Santo, las iglesias se llenan para la Misa de la Cena del Señor, seguida por la visita a los monumentos, donde los creyentes hacen honor al mandamiento de la caridad y la humildad. El Viernes Santo, día de luto, se observa con una solemnidad conmovedora, culminando en múltiples procesiones que recorren las calles de ciudades y pueblos del territorio.
Uno de los elementos más destacados de la Semana Santa en Girona son las procesiones, verdaderas manifestaciones de fe y devoción. Los habitantes de las comarcas se sumergen en una atmósfera espiritual mientras las calles se llenan de coloridos pasos, vírgenes y cristos, acompañados por bandas de música que interpretan marchas procesionales.
Los ‘Manaies’ de Girona es momento más mágico del Viernes Santo, cuando las ‘Vestes’ (penitentes) y ‘Manaies’ (soldados romanos) desfilan por las calles de la ciudad dando inicio a la procesión con la bajada de las escaleras de la Catedral de Girona a marcha lenta y las lanzas picando.
La Danza de la Muerte de Verges, declarada Fiesta Patrimonial de Interés Nacional, es la única que ha sobrevivido con el paso del tiempo y que se conserva desde la época medieval. El Jueves Santo se celebra la procesión para conmemorar la Pasión de Cristo y por el camino tienen lugar varias escenificaciones, como la Danza de la Muerte donde diez esqueletos bailan al son de un tambor bajo una tenue iluminación de antorchas.
El Vía Crucis de Sant Hilari de Sacalm tiene lugar desde hace más de tres siglos, el Viernes Santo el pueblo celebra su Vía Crucis Vivent, que ha recibido el galardón de la Creu de Sant Jordi y ha sido declarado Elemento Festivo Patrimonial de Interés Nacional. Una procesión que acoge una conmovedora representación artística ambientando las calles del pueblo, acompañada de misterios y cirios encendidos, con decenas de actores interpretando escenas bíblicas sobre la Pasión y la muerte de Jesús.
La Procesión de los Dolores en Besalú es un acontecimiento único que se celebra el viernes antes del Domingo de Ramos, donde la tradición, el misticismo y la espiritualidad de este pueblo medieval van de la mano. El momento más esperado de la procesión es la llegada a la plaza Mayor, cuando los apóstoles cantan la salve y, en medio de un absoluto silencio, la Virgen vuelve a la iglesia.
La Procesión de los Santos Misterios en Campdevànol se celebra el Viernes Santo. La peculiaridad de esta procesión es que los pasos son interpretados por los propios locales pero de manera estática y muda, durante un recorrido de dos horas. El cuerpo coral en el cortejo pone banda sonora en el itinerario de la procesión.
Y para terminar con un buen sabor de boca, no nos podemos olvidar de los platos más típicos de Semana Santa que tienes que probar sí o sí.
Antiguamente la iglesia prohibía comer carne entre Carnaval y Cuaresma por eso el bacalao se convirtió en un plato estrella de esta época del año hasta día de hoy.
Otro de los productos típicos de la Cuaresma son los buñuelos, una especie de rosquillas esponjosas y dulces, con agujero en medio o no (depende de la zona donde los hagan) y se consumen de postre.
La Mona de Pascua es un pastel con una figura de chocolate encima que los padrinos regalan a sus ahijados el Lunes de Pascua. Tradicionalmente, las Monas no eran de chocolate, sino que simplemente eran una tarta con huevos duros por encima.
Finalmente, el Roscón de Ramos no falta en ninguna pastelería en Semana Santa. Se consume el Domingo de Ramos y tiene muchas variantes, según la pastelería, pero siempre con un agujero en medio y hecho de mazapán.