Garriguella tiene encanto. Lo encontrarás, por ejemplo, en el paisaje de la sierra de la Albera, con sus grandes pinares y alcornocales. También en los cultivos de cereales, olivos y vid, base de su economía. Y aún más paseando por sus plazas, calles y lugares emblemáticos, como el santuario de la Mare de Déu del Camp, el molino de viento o la iglesia de Santa Eulàlia de Noves.